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Photo : © Teddy Bear

LA COSTA VASCA

Euskal kosta

La costa vasco-francesa es ese pequeño territorio que se encuentra al suroeste de Francia, y a su vez, es la parte más septentrional del País Vasco norte. En realidad, poco importa lo que indique la brújula, ya que lo más importante es tener claro que esta parte del País Vasco es de visita obligada... Con algo menos de 40 kilómetros de litoral bañados por las aguas del Océano Atlántico, entre la frontera española y las Landas, la costa vasca es un lugar lleno de tesoros por descubrir.

El Océano Atlántico

Impresionante cuando la mar embravecida golpea los acantilados, su poderío nos recuerda que la fuerza de la naturaleza está por encima de cualquier otra cosa. Es además un lugar fascinante para miles de surfistas venidos de todo el mundo atraídos por sus majestuosas olas, y como no, durante los días de calma en los que los últimos rayos de sol colorean el atardecer, es también un lugar que se presta a la meditación. El mar siempre está en constante transformación... imposible cansarse de él.

El Océano Atlántico es asimismo un elemento esencial en esta tierra, ya que la pesca ha moldeado durante siglos el carácter y las costumbres de los vascos. Desde la caza de la ballena a la pesca del atún o la sardina, la supervivencia de sus gentes dependió en gran medida de los caprichos del mar. Del mismo modo, la atracción que genera el océano trajo consigo el desarrollo del sector turístico, actualmente el motor de nuestra economía.

La diversidad

En el País Vasco no hace falta recorrer grandes distancias para cambiar de escenario. Casi sin darnos ni cuenta pasaremos de la ciudad al pueblo de al lado, y sin embargo, a pesar del poco espacio recorrido, cada lugar tiene sus propias particularidades bien marcadas.

Diversidad de paisajes

El ser humano siempre ha tenido la voluntad de domar la naturaleza. La bahía de Donibane Lohizune ('Saint-Jean-de-Luz' en francés) y Ziburu es un claro ejemplo de ello, con sus diques resguardando a estas dos localidades de los temporales marítimos. Esta bahía ofrece una preciosa y amplia playa al abrigo del oleaje, ideal para los más pequeños. Lo mismo se puede decir de la playa de Zokoa, en Ziburu, protegida por el Fuerte y su dique.

Para los amantes de las playas de fina arena, las de Angelu, Biarritz, Bidarte y Hendaia son el lugar ideal. Allí el mar se expresa libremente, con sus altibajos de humor en forma de total quietud y calma o furia imprevisible. Un lugar perfecto para los amantes de las emociones fuertes o para todos aquellos que disfrutan dorándose al sol.

También los entusiastas de la geología, y todos los demás por supuesto, podrán disfrutar de un fenómeno único en el mundo : el flish de la costa vasca. Estos acantilados y sus rocas cuentan, cual libro abierto, algunos de los capítulos más ancestrales de la historia biológica y geológica de la Tierra. Unas formaciones rocosas que dan a estos acantilados un aspecto muy peculiar y característico. En Donibane Lohizune ('San Juan de Luz' en castellano) por ejemplo, el acantilado que descansa sobre la bahía es conocido como 'pila de platos', una apelación muy acorde con su aspecto y que pone de relieve el sentido común popular al resumir perfectamente este fenómeno natural.  La carretera de la costa que va desde Urruña hasta Hendaia ofrece una magnífica vista del flish.

Diversidad de pueblos y ciudades

Las dos localidades más importantes de toda la costa son Biarritz y Donibane Lohizune. Comparten un punto en común – discúlpenos de antemano - : la monarquía. En el caso de Biarritz, porque su transformación en ciudad-balneario fue impulsada por la emperatriz Eugenia de Montijo y sus esposo, el emperador Napoleón II. En el caso de Donibane Lohizune, porque prácticamente toda la corte de Versalles desembarco en el pueblo con motivo de la boda entre Luis XIV y la infanta Maria Teresa de España. Dos acontecimientos históricos de calado, en épocas diferentes, que han marcado fuertemente tanto la historia como la arquitectura de ambas localidades

La costa vasca alberga también otras localidades más modestas como Bidarte o Getaria, dos spots de surf mundialmente conocidos, o Ziburu que ha sabido preservar su carácter de pueblo pescador.

Un amplio abanico de actividades deportivas

Tan sólo en actividades náuticas el abanico de posibilidades es enorme.

Por supuesto, a lo largo de toda la costa hay numerosas escuelas de surf, pero también las hay de paddle, hydrofoil y de todos los deportes relacionados con las olas en general, sin olvidar las escuelas de vela o buceo.

En tierra firme los cinco campos de golf de Angelu, Arrangoitze, Biarritz, Ziburu y Donibane Lohizune le ofrecen la oportunidad de mejorar su swing.

Aquí las montañas llegan prácticamente hasta la orilla de las playas y son un lugar ideal para realizar senderismo, en muchos casos con vistas al mar.

Y por que no, existe también la posibilidad de hacer un curso de iniciación a la pelota vasca y descubrir un nuevo deporte.

Diversidad de ambientes

Es divertido constatar la diversidad de ambientes que hay en cada lugar. Es imperceptible, no se puede palpar, pero sin embargo hay está... Curiosamente Getaria, el pueblo más pequeño de toda la costa, suele a menudo compararse con Biarritz por compartir ese toque 'chic' de 'cóctel en alpargatas'. ¿Pero por qué? Nadie lo sabe, pero es vox pópuli. Por contra, en Donibane Lohizune y en Ziburu, seguramente más marcados por la dureza del trabajo en la mar, tanto los valores como el ambiente son diferentes. Urruña, pueblo costero pero sin un acceso real al mar, está más influenciada por la cultura agrícola y abre las puertas al visitante con mayor modestia. De todas maneras, todas estas consideraciones forman parte del sentir, algo totalmente personal. Sin duda, lo mejor es que visite usted mismo estos lugares y saque sus propias conclusiones.

 

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