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Photo : © Yoni

Ziburu : el pueblo de los pescadores

Ziburu

Tan sólo un puente separa las localidades de Ziburu ('Ciboure' en francés) y Donibane Lohizune. De hecho, en este famoso puente se encuentra el origen etimológico de Ziburu (“final del puente” en vasco). Pero la naturaleza no entiende de fronteras y la bahía, que une ambas localidades, recibió en 2016 el título de 'Villa y Región de arte e historia'.

Este pueblo de 6250 habitantes ha vivido siempre de cara al mar. Hasta el siglo pasado la pesca y las conserveras de pescado daban de comer a prácticamente toda la población. Una vida ligada al mar que ha influenciado la historia de este pueblo y que ha dejado su impronta en el carácter de sus gentes, a pesar de que en la actualidad la economía gire ya en torno al turismo.

Las callejuelas del centro histórico

Las estrechas calles que rodean la iglesia y el frontón dan a Ziburu todo su caché. Resulta un verdadero placer callejear por la zona y dejarse llevar del frontón a la iglesia y viceversa.

La iglesia de Saint-Vincent, construida en el siglo XIV, es de estilo barroco : posee todas las características de las iglesias vascas, con sus galerías y su exvoto en forma de barco que los pescadores ofrecían a la Virgen en agradecimiento por su protección durante sus travesías en la mar. Los vascos, muy impregnados de una religión católica algo austera, saben disfrutar de buenos momentos en el frontón, lugar para jugar a la pelota y de celebración.  Actualmente los alrededores del frontón están repletos de bares y restaurantes que junto con la sombra que ofrecen los plataneros, hacen de este un lugar muy agradable. Entre la iglesia y el frontón hay una bonita fuente construida en 1676. Clasificada como monumento histórico, en su día fue el principal punto de agua corriente del lugar y sin duda, también un lugar para la cháchara. 

El Ambiente

Los ziburutarras son reconocibles por su marcado acento, en un pueblo en el que reina también un profundo espíritu comunitario. Les unen lazos invisibles y muy fuertes, sin duda producto de años de duro trabajo en el mar, siempre dependiendo del resultado de una pesca aleatoria o de unas condiciones meteorológicas imprevisibles (con mal tiempo no se sale al mar, es decir, no se cobra. He ahí la dura realidad). Durante generaciones los ziburutarras convivieron con esa ruda realidad que con el tiempo generó una solidaridad a prueba de balas. Evidentemente, hoy en día las condiciones han mejorado mucho, pero el espíritu se mantiene.

 

Todas estas pruebas del pasado han creado una fuerte solidaridad en la actualidad.

Las condiciones actuales son mucho mejores, pero el espíritu permanece. Y todo es una excusa para reunirse en torno al frontón: una partida de pelota, un aperitivo, un espectáculo de baile, una conmemoración... Esta plaza está en constante actividad gracias a los bares y restaurantes instalados alrededor del frontón. Es un lugar donde todas las generaciones se reúnen para disfrutar de los buenos momentos: los niños juegan con seguridad mientras los adultos disfrutan de un vaso de txakoli.

 

Zokoa

Playas y actividades náuticas

A pie o en bicicleta, llegar al fuerte de Zokoa es muy fácil si se sale del centro de Ziburu. Siguiendo la carretera D912 encontrará un precioso paseo que le llevará hasta el fuerte, pasando por playas de fina arena y con unas magníficas vistas al mar. La playa de Zokoa está protegida por un dique que “rompe” las olas. De pequeñas dimensiones, es una playa ideal para acudir con la familia y los más pequeños. Si continua con el paseo, a lo largo del muelle descubrirá un amplio abanico de restaurantes para todos los gustos y bolsillos, además de catamaranes, veleros y embarcaciones de todo tipo. Zokoa es sinónimo de actividades náuticas. En el puerto deportivo, e incluso incrustadas en el dique, existen multitud de escuelas de vela o de buceo. No le costará nada encontrar sus locales. Es también el lugar ideal para salir a dar una vuelta en paddle por la bahía. Todo un mundo en miniatura que vive al abrigo del fuerte y su dique.

 

El fort de Zokoa

De todas maneras, la vocación inicial del fuerte no fue esta. Construido a partir de 1627 y re-diseñado por Vauban, protege el puerto de Zokoa y la bahía de Donibane Lohizune - Ziburu.

Cumplió su función hasta el siglo XIX. Posteriormente fue ocupado por el ejército y los servicios de aduanas, más tarde se privatizó y sirvió como sede del Club Náutico Vasco para después cumplir la función de campamento de verano de actividades relacionadas con la navegación.

Ya en 2012 la Comunidad de Aglomeración del País Vasco lo compró de nuevo y en la actualidad está en marcha un gran proyecto de centro universitario europeo vinculado al mar.

Le Chai Egiategia et la vinification océane

En 2008, el enólogo y pionero en su materia Emmanuel Poirmeur puso en marcha un proyecto algo alocado. La vinificación bajo el mar consiste en sumergir las barricas de vino en la bahía de Donibane Lohizune - Ziburu, para proceder a la fermentación de la uva de manera totalmente natural. Se trata de una técnica revolucionaria. Muchos, cuando comenzó, lo tomaron por excéntrico, pero contra viento y marea Poirmeur va mejorando su método y a día de hoy sus vinos se pueden encontrar en los mejores restaurantes de la región. Existen visitas guiadas a la bodega durante todo el año.

 

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